El gorrioncillo confiado

Erase una vez un gorrioncillo que, alejado de su madre, se había cansado de volar y fue a caer en al asfalto de la ciudad. Fue su suerte que una persona de buen corazón, de esas que aún quedan, lo recogiera y llevara a su hogar. E hizo que también fuera el hogar del pajarillo que, confiado, comió y bebió de algún objeto extraño al pico de su mamá; no obstante era feliz y engordó y, confiado, quiso volar emulando a sus congéneres. Envalentonado levantó el vuelo, pero no había aprendido a aterrizar… Cayó otra vez contra el asfalto, por confiado, pero cuando chocó contra el suelo, su almita limpia voló más veloz que nadie hacia el cielo de los animales donde siempre permanecerá con el buen recuerdo de quien lo cuidó, agradecido y sonriendo, porque los gorrioncillos también saben sonreír.