Distinguido Alcalde:
Me imagino que habrá recibido cientos de cartas, escritos,
peticiones, solicitándole la abolición, la suspensión, o la supresión del que
ustedes llaman el Torneo del toro de la Vega.
Puedo por un momento ponerme en su lugar y entender que
dicho “festejo” es una inyección de
ingresos para la economía de la
localidad, maltrecha en muchos pueblos; de hecho, tengo entendido que, como se
dice coloquialmente, mueve turismo, incomprensiblemente para los que lo vemos
desde un punto de vista empático para los animales; no obstante ello, le puedo
garantizar que en el extranjero ven a las personas que participan en la fiesta,
como personas violentas, lo cual no creo que dé una buena imagen de
Tordesillas. Por fortuna, y desde que me dedico al mundo del animalismo, he
tenido ocasión de contactar con personas de casi todos los países que tienen un
acceso libre a las redes sociales, y hay unanimidad con respecto a la brutalidad del “festejo”. A
nivel nacional, también. Y, es más, a nivel nacional he leído y escuchado opiniones
de personas que se dedican profesionalmente a la Tauromaquia, y que están en
contra de ello. Por una vez estoy de acuerdo con esas personas.
Una carta, una única carta, no creo que vaya a concienciar
ni a usted, ni a su pueblo, para que cuelguen las lanzas y perdonen la vida a
Rompesuelas, ni siquiera lo harán manifestaciones, redes sociales, ni ningún
medio con el que podemos llegar a ustedes; pero le pediría que, por un momento,
se ponga en nuestra piel. No podemos entender el disfrute en el alanceamiento
de un toro perseguido desde el centro del pueblo hasta campo abierto; que el animal corra desorientado, y los lanceros
detrás de él, con la intención de ganar el, para mí, mal llamado torneo, no lo
podemos entender. No podemos entender, tampoco, que martirizar a un animal
entre cientos de personas sea una cuestión gloriosa, y darle la lanzada final,
tampoco. El ganador del “torneo” deviene en un héroe, un discutible héroe que
ha acabado con la vida de un animal que entre todos han convertido en una masa
sanguinolenta indefensa que clama por su vida entre mugidos y estertores. ¿Dónde reside ahí el arte, dónde la cultura? Y
le rogaría que no me hablen de tradición, porque también por tradición se
quemaban brujas, por tradición hay ablaciones, por tradición el poderoso se
ceba con el más débil. Y tampoco me distinga entre personas y toros, porque
absolutamente todos son seres vivos, y nadie tiene la potestad de arrancar la
vida a nadie, y muchísimo menos para divertirse.
Recuerdo una frase que dijo usted hace unos años, que el
toro sentía dolor pero no sufría. Con todos mis respetos le diré que esa es una
afirmación absurda, y me explicaré. El dolor es, per se, un sufrimiento, de
hecho así lo dice la RAE en una de las acepciones de la palabra sufrimiento,
equiparándola con dolor. Por tanto esa frase carece de sentido. Y no entraré en
más cuestiones con relación a su aseveración, por seguir manteniendo una
actitud respetuosa.
En definitiva, le
pido en nombre de muchas personas que reflexione, que perciba que ese torneo es
una atrocidad indigna de un pueblo civilizado, y que haga las gestiones
precisas para que no se vuelva a celebrar más. Mire a Rompesuelas a los ojos, y
mírenos a todos los que le defendemos y díganos que no tiene derecho a la vida.
No sé si estas palabras servirán de algo… pero es algo que quería hacer.
Gracias.